[Imagen: obra de Philippe Block, procedente de la web del Museu del Disseny de Barcelona]
ANTES DE RESEÑAR la tercera sesión del ciclo de conferencias la "Cerámica aplicada a la arquitectura", reconozco que mi asistencia no sólo se debía al contenido de las ponencias. También sentía curiosidad por el lugar donde se celebraba: el Museu del Disseny de Barcelona. Un llamativo edificio cuyo volumen más visible tiene dos imponentes voladizos, uno de los cuales aloja un auditorio de reminiscencia melnikoviana. Aunque se trata de un edificio estimable desde diversos puntos de vista, habría mejorado un aspecto. ¿Cuál? Mejor lo explico al final.
En cuanto a la sesión en si, estuvo dividida en dos partes.“12 años de innovación de la Cátedra Cerámica de la UIC” fue el título de la primera. En ella, Jordi Roviras y Cristina García-Castelao, dos profesores de la cátedra, expusieron la actividad docente desarrollada desde su creación. Al principio me temí que fuera una sesión de "teletienda" de la UIC. Sin embargo, la cosa mejoró cuando se centraron en los resultados y enseñaron los proyectos de final de curso. Una serie de sugerentes prototipos de piezas cerámicas en los que los alumnos exploran nuevas formas y usos de la cerámica.
En la segunda parte, “Tile Vaulting in the 21st century”, Philippe Block y David López (del Block Research Group, ETH Zurich) presentaron una nueva metodología —un software interactivo— para diseñar y analizar bóvedas cerámicas. Una técnica de construcción tradicional, la bóveda catalana, que con el uso de esta nueva herramienta permite construcciones de formas diferentes a las que se las suele asociar. Los ponentes demostraron con algunas obras realizadas por ellos sus posibilidades. Sin duda, fue la parte más interesante de la conferencia.
Estas "passivhaus" del mundo de las estructuras, como me gusta llamarlas, me fascinan por su engañosa sencillez tecnológica y economía de medios. Son pura ciencia estructural basada en la geometría y casi nada en la resistencia de materiales. La primera es la que asegura el equilibrio de fuerzas. La resistencia, que puede ser pobre, es secundaria en este contexto. Además, me retrotraen a esa maestría de "experto en geometría”, que se le atribuía al oficio de arquitecto originariamente. Recogida, por cierto, en la etimología de la palabra de origen árabe utilizada para denominarlo: alarife. Tan bella, como poco usada.
Finalmente, y ahora sí, ¿qué aspecto habría mejorado del diseño del museo? Pues que situado el auditorio en su planta más alta, el recorrido hasta él no está a la altura de las expectativas, al menos de las mías. ¡Cuántas escaleras mecánicas para llegar a él! Entiendo que puede considerse algo secundario, pero la experiencia me recordó el acceso a la cafetería del Corte Inglés de Plaza Catalunya. Creo que esta pieza emblemática del museo, y de su imagen exterior, se merecía un acceso más directo.
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